martes, 7 de febrero de 2012

algo de Grecia


GRECIA

Las siete maravillas de Grecia



El término Antigua Grecia se refiere al periodo de la historia de Grecia que abarca desde la Edad Oscura de Grecia ca. 1100 a. C. y la invasión dórica, hasta el año 146 a. C. y la conquista romana de Grecia tras la batalla de Corinto. Se considera generalmente como la cultura seminal que sirvió de base a la civilización occidental. La cultura de Grecia tuvo una poderosa influencia sobre el Imperio romano, el cual la difundió a través de muchos de sus territorios de Europa. La civilización de los antiguos griegos ha sido enormemente influyente para la lengua, la política, los sistemas educativos, la filosofía, la ciencia y las artes, dando origen a la corriente renacentista de los siglos XV y XVI en Europa Occidental, y resurgiendo también durante los movimientos neoclásicos de los siglos XVIII y XIX en Europa y América.


El Palacio de Knosos



La civilización griega fue básicamente marítimo, comercial y expansivo. Una realidad histórica en la que el componente geográfico jugó un papel crucial en la medida en que las características físicas del sur de la península de los Balcanes, por su accidentado relieve, dificultaban la actividad agrícola y las comunicaciones internas, y por su dilatada longitud de costas, favorecieron su expansión hacia ultramar. Un fenómeno sobre el que incidirían también de forma sustancial la presión demográfica originada por las sucesivas oleadas de pueblos (entre ellos aqueos, jonios y dorios) a lo largo del III y II milenios a. C.

Tras las civilizaciones minoica y micénica, en los siglos oscuros (entre el XIII y el XII a. C.) la fragmentación existente en la Hélade constituirá el marco en el que se desarrollarán pequeños núcleos políticos organizados en ciudades, las poleis.





El Oráculo de Delfos



A lo largo del periodo arcaico (siglos VIII al V a. C.) y del clásico (siglo V a. C.), las polis fueron la verdadera unidad política, con sus instituciones, costumbres y sus leyes, y se constituyeron como el elemento identificador de una época. En el periodo arcaico ya se perfiló el protagonismo de dos ciudades, Esparta y Atenas, con modelos de organización política extremos entre el régimen aristocrático y la democracia. La actividad de las polis hacia ultramar fue un elemento importante de su propia existencia y dio lugar a luchas hegemónicas entre ellas y al desarrollo de un proceso de expansión colonial por la cuenca mediterránea. La decadencia de las polis favoreció su absorción por el reino de Macedonia a mediados del siglo IV a. C. y el inicio de un periodo con unas connotaciones nuevas, el helenístico, por el que la unificación de Grecia daría paso con Alejandro Magno a la construcción de un Imperio, sometiendo al Imperio aqueménida y al egipcio. En opinión de algunos especialistas, en esta fase la historia de Grecia volvía a formar parte de la historia de Oriente y se consumaría la síntesis entre el helenismo y el orientalismo.




El Teatro de Epidauro



El período helenístico duró desde 323 a. C., cuando terminaron las guerras de Alejandro Magno, hasta la anexión de Grecia por la república romana en 146 a. C. Aunque el establecimiento del reinado romano no rompió la prolongada continuidad en la sociedad y la cultura helenísticas –que se mantendrían en la misma forma básica hasta la llegada del cristianismo– sí señaló el final de la independencia política griega.
Durante el período helenístico, la importancia de «la misma Grecia» (es decir, el territorio de la actual Grecia) se reducía bruscamente por el mundo grecoparlante. Los grandes centros de la cultura helenística eran Alejandría y Antioquía, las capitales de Egipto ptolemaico y Siria seléucida respectivamente.[24]

Las conquistas de Alejandro tuvieron varias consecuencias para las ciudades-estado griegas. Ampliaron enormemente las fronteras de los griegos y acabó en una emigración continua, especialmente de los jóvenes y los ambiciosos, hacia los nuevos imperios griegos al este.[25] Muchos griegos emigraron a Alejandría, Antioquía y a las muchas otras ciudades helenísticas nuevas que se fundaron en la estela de Alejandro, tan lejos como los actuales Afganistán y Pakistán, donde sobrevivieron los reinos grecobactriano e indogriego hasta los finales del siglo I a. C.




El Coloso de Rhodas



Después de la muerte de Alejandro y tras varios conflictos, su imperio se dividió entre sus generales, resultando en el Reino Ptolemaico (basado en Egipto), el Imperio seléucida (basado en el Levante), Mesopotamia y Persia, y la Dinastía Antigónida (basada en Macedonia). En el período intermedio, las poleis de Grecia pudieron recobrar un poco de su libertad, aunque tenían que rendirle cuentas nominalmente al Reino Macedonio. Las ciudades-estado se quedaron en dos ligas: la Liga Aquea (incluyendo Tebas, Corinto y Argos) y la Liga Etolia (incluyendo Esparta y Atenas). En la mayor parte del período hasta la conquista romana, estas ligas solían estar en guerra entre sí, mientras se aliaban a partidos distintos en los conflictos entre los diádocos (los estados sucesores del imperio de Alejandro).
El reino antigónida de Macedonia se implicó en una guerra con la república romana a finales del siglo III a. C. Aunque la Primera Guerra Macedónica quedó inconclusa, los romanos siguieron haciendo la guerra con Macedonia en las denominadas «Guerras Macedónicas». Coincidentemente con el desarrollo de la Segunda Guerra Púnica entre Roma y Cartago, durante la Primera Guerra Macedónica el reino antigónida, bajo Filipo V, se alió con Cartago. Dicha alianza no tuvo mayores consecuencias e, inclusive, en esta lucha entre grandes potencias como Macedonia, Roma y Cartago, algunos sectores griegos tomaron partido por Roma.[26] Hacia el año 168 a. C., finalizada la Tercera Guerra Macedónica y derrotado Perseo —heredero de Filipo V—, Macedonia fue anexada por Roma y dividida en cuatro repúblicas independientes que no tenían permitido ni el comercio ni el matrimonio entre sus habitantes.[27] En 150 a. C., Andrisco diciéndose hijo de Perseo de Macedonia, realizó varias ofensivas contra Roma, hasta su derrota y la conversión definitiva de Macedonia en provincia romana.


Los Campeones Olímpicos





Algunos historiadores consideran que los primeros Juegos Olímpicos Antiguos en 776 a. C. señalan el comienzo del período conocido como la Antigua Grecia. Entre el fin del período micénico y los primeros olímpicos transcurre una época llamada la Edad Oscura de Grecia, de la cual no existe ningún escrito y quedan pocas reliquias arqueológicas. Hoy en día, este período se incluye en el término Antigua Grecia.

Tradicionalmente se consideraba que la época de la Antigua Grecia finalizaba con la muerte de Alejandro Magno en 323 a. C., dando comienzo al período helenístico.[1] No obstante, se extiende el periodo de la Antigua Grecia muchas veces para incluir el tiempo hasta la conquista romana de 146 a. C. Algunos autores tratan la cronología de la Antigua Grecia como un continuo hasta la llegada del cristianismo en el siglo IV; pero esta opinión es poco convencional.










La Atlántida



A lo largo del periodo arcaico (siglos VIII al V a. C.) y del clásico (siglo V a. C.), las polis fueron la verdadera unidad política, con sus instituciones, costumbres y sus leyes, y se constituyeron como el elemento identificador de una época. En el periodo arcaico ya se perfiló el protagonismo de dos ciudades, Esparta y Atenas, con modelos de organización política extremos entre el régimen aristocrático y la democracia. La actividad de las polis hacia ultramar fue un elemento importante de su propia existencia y dio lugar a luchas hegemónicas entre ellas y al desarrollo de un proceso de expansión colonial por la cuenca mediterránea. La decadencia de las polis favoreció su absorción por el reino de Macedonia a mediados del siglo IV a. C. y el inicio de un periodo con unas connotaciones nuevas, el helenístico, por el que la unificación de Grecia daría paso con Alejandro Magno a la construcción de un Imperio, sometiendo al Imperio aqueménida y al egipcio. En opinión de algunos especialistas, en esta fase la historia de Grecia volvía a formar parte de la historia de Oriente y se consumaría la síntesis entre el helenismo y el orientalismo.



La Historia de la Antigua Grecia suele subdividirse en varios períodos según la alfarería y los sucesos políticos, sociales y culturales:[2]

* La Edad Oscura (h.1100-h.750 a. C.) muestra diseños geométricos en la cerámica.
* La Época Arcaica (h.750-h.500 a. C.) sigue, mientras que los artistas creaban esculturas en posturas estiradas con la «sonrisa arcaica» onírica. Se suele considerar que la Época Arcaica termina al derrocar al último tirano de Atenas en 510 a. C.
* El período clásico (h.500-323 a. C.) ofrece un estilo distinto, que después se consideraba como ejemplar (i.e. «clásico»); el Partenón se construyó durante esta época.
* El período helenístico (323-146 a. C.) es cuando la cultura y el poder de Grecia se expandió en el Oriente Próximo y el Oriente Medio. Este período comienza con la muerte de Alejandro Magno y termina con la conquista romana tras la Batalla de Corinto (146 a. C.).



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