lunes, 6 de febrero de 2012

Pensamiento sobre la segunda guerra.


Pensamiento sobre la segunda guerra.

La II Guerra Mundial es parte de la historia, y de la cultura Europea, es prueba también de la ventaja política, cultural y económica de este continente sobre los otros. Su tremendo poder de construir, y al mismo tiempo su tremendo poder destructor. La Europa que creó a Hitler y a Stalin, la Europa que se enfrentó a sí misma y en parte expió sus culpas derramando su propia sangre. El fin de la guerra fue el comienzo de una nueva Europa alineada con EE.UU. y con la URSS, fue el inició de un mundo polarizado a la luz del poder nuclear.
Como señala Hanna Arendt, aunque el nazismo haya sido derrotado, su estructura, forma ya parte de los anales de la historia. Creó un estado totalitario ideológico, instaló un modelo y una lógica que, probablemente se reproduzca en el futuro. Es posible que la política se vea contaminada con la biología, y de origen a residuos tóxicos que envenenen el alma del hombre.

Siempre es posible, como decía Heidegger el "olvido del hombre". Y aunque parezca muy contradictorio, la guerra es precisamente un "acordarse del hombre". Acordarse de lo que puede llegar a ser, de que el ideal ilustrado del bien, de la bondad fundada en el conocer, puede ser un mito. Porque, precisamente, tanto Hitler como sus colaboradores, no eran un grupo de locos, esquizofrénicos o psicópatas. No eran una simple pandilla de desalmados. Porque si lo hubieran sido, fácilmente habrían sido derrotados. No nos podemos conformar con una explicación psiquiátrica para un hecho de tal importancia política, pues los cerebros de los nazis, estoy seguro, funcionaban químicamente muy bien. En síntesis, el fin de esta guerra es el triunfo de la idea de modernidad por sobre los ideales antimodernos, pero que nos hacen recordar que los vencedores crearon condiciones para que Alemania hiciera de Hitler su altoparlante. Esto último les sigue doliendo a parte importante de los alemanes, incluido Jürgen Habermas.


"La paz comienza en el hogar"

Yo catalogaría al fin de la Segunda Guerra Mundial como el fin de la catástrofe más grande y terrorífica que el mundo haya podido vivir durante el siglo XX, el día en que Hitler vio con sus propios ojos como se derrumbó su imperio racista, y decidió terminar con su propia vida. El día en que los judíos sobrevivientes lloraron, se abrazaron con felicidad y alabaron a Dios porque se terminó su más terrible pesadilla, la de estar en un campo de concentración. El día en que las tropas de la coalición dieron por terminada su tarea, y tuvieron la ilusión de regresar a casa con sus familias. Un día en que el mundo entero debe reflexionar sobre el presente y el futuro cercano para no volver a caer en ese error tan fatal de hacer guerras, que lo único que generan es más miseria, pobreza, y la pérdida de muchos seres humanos inocentes. La cuestión es: ¿cómo conseguir la paz mundial? La respuesta es: sembrando un granito de arena desde el propio hogar, y transmitirlo a la sociedad misma.

"Se debe seguir luchando por los ideales humanistas"

El fin de la II Guerra significó el fin de una era. Fue el fin de los totalitarismos, se suponía que el horror que se predijo que duraría 1000 años, sólo duró algo más de doce. Pero en aquellos que lo vivieron y lo sobrevivieron dejó una huella imposible de olvidar. La memoria no debe sumar resentimiento, sólo debe ser memoria, por respeto a los que murieron en campos de concentración y en los distintos frentes de combate. Nunca más el hombre debería dirimir sus conflictos en el frente de batalla. Dios dotó de intelecto al ser humano para solucionar sus problemas sin odios eternos o dudosos revanchismos, que fueron la perdición de Europa por más de tres generaciones. Hoy casualmente el mundo conmemora 86 largos años del final de otra carnicería en la vieja Europa.

Elevemos nuestros corazones, por encima de los resentimientos, con profundo amor a la justicia, para afianzar a esta nueva Europa que contempla su pasado. Elevemos una oración por los que sufrieron, por los sobrevivientes del diluvio de oscuridad del siglo XX. Que la paz y el avance de esta Europa sin precedentes en más de 1000 años siga construyendo puentes que unan a los antiguos pueblos, derribando fronteras y muros imaginarios. Ponemos el ejemplo alemán de saber sobreponerse a la adversidad, asumiendo con enorme entereza moral y espiritual la carga pesada que significo el final de la guerra. Este es un ejemplo a imitar por estados que no aprendieron nada de la dura enseñanza sobre los odios raciales del siglo pasado, como los conflictos étnicos de los Balcanes o luchas tribales en África Central. Yo entiendo que el camino de la cicatrización de las viejas heridas aún no esta finalizado. Se hablará por muchas décadas del antes y el después del final de la Segunda Guerra Mundial. Invito pues a la reflexión, y a seguir luchando por el ideal de Libertad, Igualdad y Fraternidad de todos los pueblos del mundo.


"Nada más importante que la libertad"

Siempre sentí de pequeño gran atracción sobre los asuntos históricos. Mucho más por la II Guerra Mundial, ya que, para mi generación, fue un tema arduamente tratado, hasta el punto transformarse en algo obsesivo. Mas hay que admitir que, ciertamente, fue un hecho que cambió el curso de la historia. Que hay que prevenir que los pueblos caigan en manos de dirigentes que tengan deseos de conquista, de truhanes que tengan intenciones de imponer su voluntad sobre el conglomerado de naciones en general, y que no sean estas personas quienes dicten las pautas sobre cómo debe vivir, convivir y sobrevivir cada ciudadano. Esto no lo digo por Hitler, ya que él fue sólo uno de muchos, pero su alianza a modo de triunvirato hizo que se degenerara en toda esa situación que posteriormente vivieron Europa y el resto del mundo por aquellos años.

De esto hay que sacar conclusiones: Nada más importante que la libertad. Sin ella, los individuos se convierten en marionetas de sus líderes, quienes los manipulan y no admiten disidencia alguna. Nada más importante que la democracia, la cual bien entendida es el gobierno de la gente, de los ciudadanos, que sin distingos de raza, credo, color y pensamiento, pueden y comparten un modo de vida y toman decisiones. Pero la misma tiene también sus bemoles, porque el gobierno de la mayoría no puede pasar por encima a las minorías, o por sobre los que no comparten al régimen de turno. Por ello los países tienen que estar pendientes de lo que hacen sus vecinos, ya que estamos entrelazados en la vida, y todos dependemos los unos de los otros. Por último, quiero hacer llegar al pueblo alemán mi solidaridad por esta fecha.



"La discriminación sigue"

El fin de la Segunda Guerra Mundial significó el fin del mundo multilateral, y la creación de una bilateralidad aparente, que terminó en la unilateralidad del gobierno del mercado. Significó la creación del Banco Mundial y las Naciones Unidas, organismos que, contradiciendo sus actas fundacionales y de intención, en realidad eran instrumentos de dominación y expansión del neoliberalismo floreciente. Se produjo la imposición de una manera única de pensar y vivir, escondida tras una declaración de los derechos humanos redactada íntegramente bajo un punto de vista que no respeta la diversidad de culturas. Significó el ocultamiento de grandes crímenes tras otros, ya que siempre se habla de los diez mil asesinatos diarios en las cámaras de gas, pero olvidan los cien mil muertos en su gran mayoría civiles, que se produjeron en unos segundos al lanzar una bomba atómica que no era necesario lanzar.

El fin de la Segunda Guerra Mundial trajo consigo la muerte de los ideales, que fueron suplantados por el valor de dinero. Triunfó el individualismo egoísta sobre el sentimiento de comunidad solidaria. Para nosotros, los latinoamericanos, no importa quién haya triunfado en la Segunda Guerra Mundial, el significado fue el mismo. Si hubiera ganado Alemania, con su política racista, hubiera hecho lo mismo que lo que hizo Fujimori en Perú, por ejemplo, con su campaña de exterminio racial. En Europa se desgarraron las vestiduras por el racismo antisemita, pero de hecho, e inclusive por ley, no dejan entrar gente de piel oscura. Es el caso de Italia, que ha salido a buscar a los hijos de los inmigrantes que Italia expatrió después de la Segunda Guerra, porque dicen que falta mano de obra, cuando los africanos de tercera generación mueren allí de hambre porque no se les otorga una ciudadanía que les permitiría trabajar. Europa festeja el fin de la Segunda Guerra Mundial porque para algunos países europeos el nuevo orden de Hitler hubiera significado la degradación de algunas personas por motivos racistas. Latinoamérica lamenta que los europeos nada hayan aprendido de esa guerra, y traten al tercer mundo tal como Hitler trató a los no arios. Cuando festejen el fin de la Segunda Guerra Mundial, sáquense la careta de hipocresía, y vean como el mismo sistema de discriminación lo siguen aplicando aunque Hitler haya muerto.


"Aprender de los errores"

Es importante admirar a una Europa recuperada después de este suceso. Se ha recuperado de una amarga realidad y de un enorme sufrimiento. Los países en vías de desarrollo debemos aprender de los errores cometidos por otros, y aprovechar las experiencias de esos países para progresar.


"Reorganización de fuerzas"

Mi óptica, pese a haber nacido muchos años después de terminado el conflicto, es la siguiente: creo que a lo que el mundo asistió fue a una reorganización de fuerzas y de sistemas que mantuvieron su hegemonía en las dos partes del planeta.

"Educación en lugar de bombas"

Considero que la Segunda Guerra Mundial fue provocada por el reparto económico del mundo, y Europa sufrió lo que hoy sufre Irak, Afganistán y otros países. Europa tiene su responsabilidad en esa situación. Ojalá reflexionemos todos, porque se debe entender que cualquier daño o bien que hagamos, tarde o temprano vuelve a nosotros. Ojalá se pudiera llevar a todos los confines del mundo educación en lugar de bombas, salud en lugar de balas, trabajo en lugar de drogas, prosperidad en lugar de pornografía. Ojalá se pudiera invertir el orden establecido, para que el mundo sea otro, y el horror vivido durante la Segunda Guerra Mundial no se viva nunca más. Reciban un fraternal abrazo.
Diego Urra Vega.

o crovert.

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